Anemia por malaria

La malaria continúa siendo un gran problema de salud pública en todo el mundo. Es una enfermedad potencialmente mortal provocada por parásitos que se transmiten a los seres humanos por las picaduras de mosquitos hembra infectados.

Cerca de 3200 millones de personas, casi la mitad de la población mundial, están en riesgo de contraer malaria. Los niños pequeños y las mujeres embarazadas son especialmente vulnerables a la enfermedad tras resultar infectados. La malaria es prevenible y curable. El esfuerzo cada vez mayor llevado a cabo ha reducido drásticamente la carga de la enfermedad en muchos lugares. La malaria es una enfermedad febril aguda. Los síntomas aparecen a partir de los 7 días que suceden a la picadura infecciosa del mosquito. Es posible que los primeros síntomas —fiebre, dolor de cabeza, escalofríos y vómitos— sean leves. Si no se trata en un plazo de 24 horas, la malaria por Plasmodium falciparum puede progresar a un estado grave de la enfermedad que a menudo provoca la muerte. Con frecuencia, los niños con malaria grave desarrollan uno o más de los siguientes síntomas: anemia grave, disnea relacionada con acidosis metabólica y malaria cerebral.

¿Qué relación guarda la malaria con la anemia?

Los parásitos de la malaria acceden al torrente circulatorio tras la picadura infecciosa de un mosquito e infectan los glóbulos rojos. Cuando el ciclo de la infección acaba, los glóbulos rojos se rompen. El proceso reduce la cantidad de glóbulos rojos y, en su fase más grave, puede provocar anemia grave.

¿Cómo se trata la malaria? 

La malaria es una enfermedad completamente prevenible y tratable. El objetivo principal del tratamiento consiste en garantizar la eliminación rápida y completa del parásito del género Plasmodium de la sangre del paciente. De este modo es posible evitar la evolución de la malaria sin complicaciones a una forma grave de la enfermedad, la muerte o la infección crónica que provoca anemia por malaria.

Anemia due to Malaria

HemoCue en relación con la malaria

Los pacientes en quienes se sospecha la presencia de malaria deben recibir la confirmación parasitológica del diagnóstico mediante microscopía o una prueba de diagnóstico rápido (PDR) antes de iniciar el tratamiento contra la malaria. La realización conjunta de pruebas de hemoglobina con, por ejemplo, una PDR de la malaria, debe mostrar una visión del estado de la malaria más exhaustiva que la simple confirmación de la enfermedad mediante una PDR. Esto se debe a que también es posible ver si la persona ha contraído anemia. 

Fuente: Hoja de información de la OMS

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